"Los hombres se hacen. Las montañas están hechas ya"
Miguel Delibes El camino
Hoy ha sido uno de esos días en los que esta tripulación disfruta de una de sus grandes pasiones: pasear por la montaña. Nos levantamos tempranillo, desayuno en condiciones y en marcha en dirección a Gavarnie. El objetivo era ir al Circo de Gavarnie y contemplar la cascada más alta de Europa. La carretera termina en el pueblo y para aparcar te cobran 4 eurillos que multiplicado por la cantidad de coches que había y por todos los días
del verano: negocio seguro. Este ayuntamiento no creo que pase penurias porque luego llega el invierno y vienen los es
quiadores. Nos pusimos en marcha en dirección al circo por un sendero muy agradable y fácil. La grumetillo como siempre no paraba de cantar encalomada a la espalda de su padre. Poco a poco el sendero facilillo se tornó en un camino pedr
egoso y empinado; era de esperar. Las señales marcaban dos horas hasta vislumbrar el circo y tres hasta la cascada, fuimos ascendiendo y ascendiendo. De vez en cuando había que dejar paso a los grupos que subían a caballo o en burro. Todos iban con la sonrisa en la cara mientras que nosotros la teníamos un poco desencajada. Bueno la grumetillo no, que ella ta
mbién va en burro. De pronto nos dimos cuenta que la grumetillo había perdido un zapato y a la mamá le tocó bajar a ver si lo encontraba; y claro que lo enc
ontró, con lo que le huelen los pinreles no hay nadie capaz de llevarse un zapato de ella A la contramaestre Anabel llegó un momento que lo caracolillos la pasaban de largo y rememoramos aquella subida al Almanzor en la que tardamos el doble de lo que ponía la ruta Poco a poco, con paso lento pero seguro, sorteando senderos, riachuelos y caca de burro llegamos hasta el circo y a la cascada. El espectáculo visual era maravilloso y merecía la pena el esfuerzo. Nuestras retinas han quedado impregnadas por una maravilla de la naturaleza, un paisaje que no todos pueden ver y disfrutar. Comimos algo para reponer fuerzas, compartiendo nuestras viandas con las cabras pirenaicas que pululab
an por la zona y a bajar y bajar y bajar, buscando el punto de partida. La mascota de la zona es la marmota y en el pueblo compramos una de recuerdo (de peluche). De nuevo en el coche nos dirigimos nuestros pasos hacia el mítico Tourmalet para ver la lleg
ada de la etapa reina del Tour de Francia. La subida en coche es acojonante, así que en bicicleta es para superdotados (es normal que los ciclistas se dopen porque si no es imposible subir). En la cima
hay un bareto y nos tomamos una cocacola y una cervecita por las que nos cobraron cinco euros y cincuenta céntimos. Lo de tapear ni se nos pasó por la cabeza. Muchos nos decían que con un niño no podríamos hacer lo que hacíamos antes y no es verdad, se puede hacer lo mismo solo que respetando sus horarios y necesidades. Espero que Anita poco a poco descubra el amor por la naturaleza que sienten sus padres y que viva de forma intensa todos los momentos que la vida le
ofrece. Nosotros la educaremos en ello y este blog espero que le sirva para apreciar esos momentos en los que sus padres recorrieron el mundo junto a ella.
Ese Indurain
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