Lunes 17 de agosto del año del Señor de 2015
La tripulación sigue en el Valle de Pineta. La rueda ha llegado; la pedí el lunes pasado y el viernes ya estaba en el camping. Parece que todo va viento en popa.
Hemos estado realizando incursiones por la zona para descubrir lugares y rincones encantados.
Cruzamos la frontera por el tunel de Bielsa para entrar en Francia y ver el valle por la cara norte. Ya que estábamos en esa tierra aprovechamos para comprar algunas viandas del lugar como vinito de Burdeos, quesos lugareños y algún paté que otro. Estas viandas no son para llevarlas de recuerdo a nadie ya estamos dando buena cuenta de ellas en las plácidas noches de los Pirineos.
Estuvimos otro día haciendo un poco de turismo cultural y bajamos para ver el pueblo de Ainsa, considerado uno de los más bonitos de España. Cada vez que visito uno de estos pueblos y que recuerde ya he visitado Santillana del Mar, La Alberca, Albarracín, tengo la sensación de estar en un parque temático. No los encuentro naturales, todo muy restaurado con muchas tiendas de recuerdo, restaurantes y demás negocios para guiris y forasteros. Prefiero las cosas más naturales, más en su "salsa".
Otro día hicimos una ruta hacia el ibón de la mora; un precioso lago natural perdido en un circo pirenaico. Para llegar al lago hay que hacer 14 kilómetros con el coche por una pista forestal para luego terminar caminando unos dos kilómetros.
El viernes hicimos un poco de media montaña y fuimos a los Llanos de Larri. Dedicimos llevarnos a Luca para que se fuese acostumbrando al senderismo. La ida no fue mal del todo pero la vuelta tuvo que realizarla en brazos. Esta salida fue para prepararnos para la gran subida. Queríamos ir al Balcón de Pineta. Una ascención de 5 horas con unos desniveles tremendos. La idea fue realizarla el domingo pero el tiempo no acompañaba y la dejamos para el lunes.
Nos levantamos muy tempranito. Había que comenzar lo antes posible porque entre ida y vuelta podrían ser 8 o 9 horas por lo menos. Poco a poco comenzamos el camino. Primero por bosques hasta que éstos desaparecían y solo había montaña y sol. Conforme avanzábamos veíamos que la grumetillo no podría hacer la ruta completa. Otros años llevábamos una mochila para cargarla a ella pero ya con su peso no podemos. El camino era cada vez más complicado y a los 1700 metros de altitud aproximadamente la grumetillo y la contramaestre decidieron desistir y retirarse. Demasiado había subido. En la montaña una retirada a tiempo es lo mejor que se puede hacer si las condiciones no son las más favorables. Yo seguí hacia arriba. Menos mal que se retiraron porque la cosa se complicaba cada vez más y había desniveles casi en vertical. A eso de las 14:30 llegué arriba. La vista que tenías era sobrecojedora. Por un lado todo el Valle de Pineta y por otro el glacial de Monte Perdido.
Muchos dirán que no tiene sentido realizar estas aventuras, que se está mejor en un chiringuito con una cerveza, pero el esfuerzo que haces es una lucha contigo mismo donde cada paso que das avanzas no solo en metros sino en autoestima y la sensación de llegar a cumbre no es comparable con nada. Yo también disfruto de la cervecita pero además tengo ésto de vez en cuando.
La bajada como siempre fue más complicada que la subida. Además mi maltrecho pie izquierdo fue "dando la lata" más de lo esperado.
La contramaestre y los grumetillos me esperaban abajo para abrazarme e invitarme a unas cervecitas para recuperar todo lo perdido y que las camisetas no me quedasen grandes. En todo momento estuve conectado por walkie a la contramaestre porque no sabía como respondería el pie. Prueba superada.
Hoy lunes estamos dedicando el día a descansar. Mañana haremos la última rutilla por la zona y el miércoles pondremos rumbo al Valle de Hecho.
Seguiremos informando
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