A MI NIÑA
¿Cómo pueden diez años pasar en un segundo? ¿Cómo pueden diez años caber en un abrazo?
Diez años ya, mi amor, desde que te encontré, diez años ya, mi vida, desde que viniste a mi mundo.
No fue nada fácil tu llegada. No venías sola, lo sabes, pero las dos no podíais tirar para adelante. Las dos no podíais salir ilesas y tu hermana Inés te dejó su hueco para que tú conquistaras la vida en su nombre y el tuyo. No fue fácil, mi amor y sigue sin serlo.
Cada uno afronta los golpes que le da la vida como puede y yo decidí borrarlo de mi “disco duro” pero siempre ha estado ahí. Es mejor afrontar la vida como viene y no intentar olvidarla como he hecho yo. Pero la debilidad forma parte de nuestro ser y no tenemos un manual de instrucciones para hacer siempre lo correcto.
Llegaste en una tormenta y la borrasca continuó un tiempo, porque buscabas y no hallabas, alargabas tu mano y no la tocabas. Hasta que te diste cuenta que estaba en ti. Inés y tú eráis una sola y siempre te acompañaría en tu vida para ayudarte, acompañarte, aconsejarte. Entonces llegó la calma.
Hoy cumples diez años.
Mi niña crece inevitablemente y quiero decirte muchas cosas.
¿Sabes? Jamás tuve miedo a la muerte hasta que tú llegaste. Ahora sí lo tengo porque no quiero perderme ni un segundo de tu vida, no quiero dejar de abrazarte, de besarte, de jugar, de seguir subiendo montañas a tu lado. Quiero ser tu cómplice por siempre, quiero que me busques cuando tengas pesadillas porque, como te digo muchas veces, mi misión en la vida es protegerte. A ti te gusta que te lo diga porque te sientes segura y a mí me gusta decírtelo porque le da sentido a muchas cosas, sobre todo a todas mis renuncias. Porque la vida es elegir y renunciar. Sé perfectamente, cuando te miro a los ojos, que todo ha valido la pena y que seguirá valiendo porque no hay camino más bonito que el que sigue a tus pasos.
Tú me has dado armas para luchar. Ahora no me callo ante las injusticias, no soy el hipócrita que era antes de tu llegada que ponía buena cara a todo y a todos. Ahora me has hecho fuerte porque quiero que tu mundo sea mejor que el mío y quiero, que estés donde estés, nunca permitas que nada ni nadie te pise. Lucha, mi amor, por tus ideales. La utopía es una buena meta para vivir. No hay mejor arma que el amor, pero sin poner la otra mejilla porque te la parten. Lucha, mi amor, por mejorar el mundo, por proteger a la naturaleza, por disfrutar con las cosas sencillas de la vida.
Te hemos enseñado que las fronteras son ficticias, que solo existen en los mapas y en las mentes débiles. Ya lo sabes, mi amor, tu país es el de las buenas personas; da igual que se llamen Ana, Mohamed o Iñaki. Las banderas separan, los himnos ensalzan lo vacuo.
Vive y deja vivir, respeta pero nunca al que no respete, escucha pero no al que odia, dialoga pero no con el que grita, ama con todas tus fuerzas pero no a los que quieran cambiarte.
Diez años ya. ¿Sabes que casi cabías en la palma de mi mano cuando naciste? Eras frágil de aspecto, demasiado frágil. Tu lucha por llegar había sido dura pero lo conseguiste y ahora eres una niña fuerte, con las cosas muy claras; a veces demasiado claras. Así te hemos educado. El mundo te espera Ana, ve a por él.
Feliz cumpleaños mi niña
Tu padre: Manolo
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