domingo, 14 de noviembre de 2010

Visitando a Dalí



La familia exploradora ha aprovechado hoy bien el día para contemplar las maravillas que se ocultan en la Costa Brava.
Hemos comenzado dirigiéndonos hacia Cadaqués. Ya nos habían avisado de las curvitas que tiene la carretera pero la verdad es que son una "jartá". Nos cogió un trenecito turístico para subir por la carretera y eso nos salvó la vida porque nos pusimos detrá y despacito "pa" arriba.
El pueblo es precioso y nos gustó tanto que si nos toca la lotería nos compraremos una casita en el lugar. Bueno así llevamos ya 360 casitas repartidas por toda la geografía que hemos visto pero bueno, de ilusiones se vive.
Después de desayunar por segunda vez (es una costumbre muy sana cuando se hace turismo), fuimos a ver la casa de Salvador Dalí. Nos dijeron que estaba a un kilómetro y decidimos ir paseando sin la nave nodriza, pero nadie nos avisó que era un kilómetro totalmente cuesta arriba. ¿A quién le tocó subir el carro de Anita? No hace falta decirlo.
La casa está sutuada en Port Lligat, y el lugar es una verdadera pasada. Es de las cosas más bellas que hemos visto. Aquí nos compraremos otra casa si nos toca la lotería. Dalí y Gala no vivían nada mal. Eso sí un poco raros sí que eran porque la casa como se ve en las imágines tomadas por los intrépidos reporteros, tiene cosas un poco excétricas.
Anita se ha portado muy bien durante toda la visita y ha sido la sensación de los turistas que deambulaban por la casa.
Luego nos dirigimos hacia Figueras para ver el museo de Dalí. Para salir de Cadaqués otra vez las curvitas pero esta vez Anabel no las aguantó se le puso la cara "desencajá". Tuvimos que parar un rato en la cuneta para que se le pasara el mal rato.
El museo de Dalí es otra pasada. Nos ha encantado tanto lo que se expone como el edificio en sí.
Ahora nos toca descansar para continuar mañana descubriendo la Costa Brava.
Saludillos:
Manolo el explorador

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